11 novembro 2008

"No es fácil disparar

en España"


Limitar el acceso a las armas es clave para evitar sucesos como la masacre escolar finlandesa.

Marcos Martín de la Piedra

03/10/2008

Dicen los que han convivido con finlandeses que el silencio reina en los hogares del país escandinavo porque sus habitantes no son de mucho hablar. No es casualidad, por tanto, que desde hace años los expertos señalen la incomunicación y la soledad como dos de las causas que han convertido el índice de suicidios de esta nación en uno de los más altos del mundo. Sin embargo, desde el pasado 23 de septiembre, muchas familias finlandesas habrán visto roto ese silencio con el llanto provocado por la última masacre escolar, ocurrida en el instituto de Kauhajoki. Antes de sumarse a la numerosa cifra de suicidios de su país, el asesino Matti Saari acabó con la vida de diez inocentes tras encañonarles con la pistola objeto de su admiración y de la que las autoridades comprobaron que tenía todos los permisos en regla. La desgracia ocurrida ha vuelto a provocar la reflexión de los políticos finlandeses para cambiar la ley de acceso a las armas, pero también ha hecho que nos preguntemos qué posibilidades existen realmente de que España sufra una tragedia de este tipo. El hecho de que las mayores matanzas escolares de los últimos años hayan tenido lugar en países como Finlandia y Estados Unidos (junto con Yemen, los que tienen una mayor proporción de armas por habitante) nos hace buscar diferencias con la legislación española en el acceso a las armas para evaluar la situación. Según las leyes de Estados Unidos, no existe ninguna obligación de obtener una licencia para tener un arma en casa y 38 de sus 50 Estados contemplan la posibilidad de llevar un arma en defensa propia como un derecho. En el caso de Finlandia, los ciudadanos pueden hacerse con su propia pistola apuntándose a cualquier club de tiro. En España, la inseguridad ha crecido a raíz de los asaltos violentos a viviendas y ha hecho aumentar la solicitud de armas para la autodefensa. A pesar de ello, no hay un aumento significativo de los permisos debido a que las leyes hacen que en nuestro país siga siendo difícil obtener la autorización para disparar un arma. Acompañadas de la documentación personal, todas las licencias requieren un certifi cado de aptitudes psicofísicas y otro de antecedentes penales. Cualquier español que quiera hacerse con una pistola tiene que argumentar la necesidad o el riesgo real por el que la solicita y esperar a la decisión de la Dirección General de la Guardia Civil, que estudia rigurosamente cada caso antes de otorgar permiso alguno. Además, todas las licencias han de renovarse como mucho cada cinco años y las armas han de permanecer guardadas en cajas fuertes homologadas. Otra de las diferencias del reglamento de armas español respecto al finlandés y al norteamericano se encuentra en la edad de acceso a las pistolas. Hace un año, un bebé estadounidense de diez meses obtuvo una licencia de armas solicitada por su padre porque Illinois es uno de los Estados donde no hay límite de edad para hacerse con la autorización. En el caso de Finlandia, los mayores de 15 años pueden tener un arma corta y practicar con ella a su aire, tal como hacía el asesino de Kauhajoki. Sin embargo, ambos casos serían impensables en España, ya que, según el reglamento vigente, en nuestro país ningún menor de edad puede conseguir una licencia para usar libremente un arma. La caza forma parte de la cultura nacional en Finlandia y con ello justifican muchos de sus habitantes el elevado número de armas que poseen: treinta por cada cien personas. De hecho, se puede conseguir una licencia apuntándose a un club de caza y el manejo del arma es totalmente libre. En España también existe gran afi ción por la caza y junto con el tiro olímpico es la única forma de apretar un gatillo que tienen los menores. Para ello, han de contar con una autorización especial (válida desde los 14 a los 18 años) y estar acompañados de un tutor con licencia. Para conseguir este permiso y unirse a un club de caza, los candidatos han de superar un examen teórico y otro práctico, además de las pruebas psicofísicas. Pero al margen de la solicitud particular de licencias y las prácticas deportivas, también existe otra posibilidad de acceder legalmente a un arma cuando se hereda. En tal caso, existen tres opciones: la primera es subastar el arma y cobrar el dinero por el que se haya vendido en la subasta anual organizada por la Benemérita. Otra posibilidad consiste en cambiar el nombre del propietario si el heredero tiene licencia y quiere quedársela, y la última opción es inutilizar el arma si se quiere conservar y no se tiene permiso para usarla.

Muy controlado

Los colectivos aficionados a prácticas deportivas han manifestado tradicionalmente que sus armas no suponen ningún peligro para la sociedad. Fuentes de la Federación Española de Caza aseguran que los cazadores han de cumplir más de ochocientas normas y, además, insisten en que la gente que tiene armas en España está “muy controlada”. “Mucho peligro está también en la persona que utiliza el arma y no sólo en el objeto”, se queja un cazador que prefi ere ocultar su identidad. Rebecca Peters, directora de Iansa, la Red de Acción Internacional Contra las Armas Pequeñas, niega que la caza justifi que la accesibilidad a las pistolas: “Una pistola no es un arma de cacería. Las pistolas están diseñadas para disparar a los seres humanos”. Y añade: “Un poder tan letal no puede ser otorgado a cualquiera que paga una cuota para unirse a un club de tiro”. Los psicólogos coinciden al señalar la accesibilidad a las armas como uno de los puntos clave en masacres como la del instituto fi nlandés, aunque dicen que no es el único. El profesor del departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid Amalio Blanco lo explica de este modo: “Es cierto que la presencia en el entorno de estímulos como pistolas acelera el comportamiento agresivo, pero estas tragedias también son consecuencia del sujeto. El rechazo y la exclusión pueden ser razones muy poderosas en el desarrollo de estos sucesos”. La matanza de Kauhajoki ha sido el último episodio que ha puesto de manifi esto el fácil acceso a las armas, y las restricciones legales son el mejor medio para ayudar a evitar tragedias como la del instituto fi nlandés.

Tiempo